domingo, 17 de febrero de 2013

En mis zapatos...



La risa consigue amortiguar el dolor, pero nunca todo. Acallarlo tras una sonrisa, ocultarlo tras un mal chiste... no hace que este desapareza... desaparece par tí pero nunca para mi. Una caricia, cuando una lágrima salta casi sin querer ni amortigua jamás el dolor que callo. No leas mis sonrisas... solo intenta ser capaz de leer lo que hay entre ellas.

Conocer a una persona es fácil por lo que dice, por como actúa. Pero intenta conocerla por lo que calla, por lo que omite. En ese momento podrás decir que verdaderamente conoces a una persona.

Solo cuando estés en mis zapatos podrás saber lo que guardo, por qué lo guardo y sobre todo por qué sonrio.

3 comentarios:

  1. Me encanto cada palabra. Tan cierto todo!

    Saludos!

    ResponderEliminar
  2. Gracias Marta, te he estado leyendo y me has devuelto las ganas de escribir. Las personas que callan, son muy dificiles de entender, quieren que entendamos los silencios, y joder, también una de mis asignaturas pendientes. Esa, y la de aprender a callar yo. Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Hola, pasaba por aquí y tu texto me invitó a la reflexión...
    Es positivo conocerse y para ello hay que compartir y no esconder.
    El que calla aprende del que habla demasiado y obtiene ventaja de ello y por último, no invites a nadie a estar en tus zapatos porque lo más seguro es que tus zapatos solo se adapten a ti, al igual que nos pasa a cada uno.Creo que mejor que ese alguien te respete a ti con tus propios zapatos tal y como eres y que a partir de ahí te comprenda en toda tu magnitud.
    un abrazo

    ResponderEliminar